En América latina el panorama era la búsqueda de estabilidad política a través de luchas partidistas y guerras civiles. Estados unidos estaba dando sus primeros pasos para convertirse en una potencia mundial y esto desemboco en una relación de dependencia más directa con América latina que con las naciones europeas. En principio se implemento la política del “gran garrote” lo que significaba utilizar como coacción el poderío económico y la intervención militar. Estados Unidos fue la única potencia del continente que monopolizó sus actividades imperialistas por medio de de la inversión económica, el manejo de grandes obras, prestamos a los gobiernos e intervenciones militares. Se presumía que el destino del continente estaba ligado a los Estados Unidos, a esta mentalidad se le llamaría el Destino Manifiesto.
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